Radiofrecuencia de tumores hepáticos


El hepatocarcinoma y las metástasis de colon, en pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía, son las lesiones que más a menudo tratamos en el hígado.

  • Tumores hepáticos, preferiblemente de menos de 3 cm. porque son con los que se obtienen mejores resultados, pero excepcionalmente, se pueden tratar lesiones únicas de hasta 5 cm en función de su morfología y localización. Preferiblemente, menos de tres lesiones inferiores de 3 cm.
  • La localización, la morfología, el número y el contacto de los tumores con estructuras vasculares o biliares, a nivel hepático, determinan también la viabilidad del procedimiento.
  • Tiene que haber un buen acceso ecográfico. Si no lo hay, cabe la posibilidad de hacer una radiofrecuencia intraoperatoria.
  • La ecografía con contraste previa al procedimiento es mandatorio, para valorar el patrón de captación del contraste por parte de la lesión, para poder ver si hay otras lesiones y también para escoger la mejor vía de abordaje para cada una de las lesiones a tratar.
  • En el momento de hacer el tratamiento no debería haber evidencia de enfermedad tumoral más allá del hígado.
  • Para pacientes intervenidos de vía biliar (y para evitar posibles sobreinfecciones con producción de absceso), el paciente debería seguir una profilaxis antibiótica durante toda la semana después del tratamiento.

En casos más avanzados de metástasis hepáticas de tumores de colon, donde hay afectación de los dos lóbulos hepáticos, se puede plantear un tratamiento combinado intraoperatorio.

  • Se realiza en el Servicio de Radiología, bajo control ecográfico y con una sedación consciente por parte del Servicio de Anestesia
  • Paciente en ayuno de 6 horas, PCR negativa y pruebas de coagulación en perfecto estado
  • El paciente debe de aportar pruebas de imagen recientes del hígado, bien sea una TC o una RM
  • Se coloca vía intravenosa al paciente para administrar la medicación
  • La duración del procedimiento es de 1 hora y media o 2 horas aproximadamente en función de las medidas y número de lesiones.
  • El paciente pasa la noche en la clínica y puede ser dado de alta al día siguiente si no hay complicaciones.

Este procedimiento no acostumbra a tener complicaciones, siendo la más frecuente el dolor. La sedación aplicada durante el procedimiento y la analgesia de después del procedimiento evita que se llegue a producir dolor. Otra posible complicación es el sangrado que mayoritariamente es autolimitado. En casos excepcionales podría haber una progresión repentina de la enfermedad tumoral de base.

A los tres meses se realiza una TC o una RM y posteriormente una ecografía con contraste para valorar la precisión del tratamiento y ver si hay persistencia tumoral. El paciente deberá seguir con controles periódicos para valorar la presencia de recidiva tumoral.

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