Los pacientes con un tumor renal sólido se pueden ir controlando o bien tratar quirúrgicamente. En pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía, con tumores renales de nueva aparición o que vayan creciendo, les ofrecemos la posibilidad de un tratamiento con radiofrecuencia.
- Tumores renales sólidos, preferiblemente de menos de 3 cm. porqué son con los que se obtienen mejores resultados, pero excepcionalmente, se pueden tratar lesiones de hasta 5 cm.
- La localización, la morfología y el contacto de los tumores con estructuras vasculares o del sistema excretor pielocalicilar y ureteral, determinan también la viabilidad del procedimiento.
- Tiene que haber un buen acceso ecográfico a la lesión.
- La ecografía con contraste previa al procedimiento es mandatorio, para valorar el patrón de captación del contraste por parte de la lesión y también para escoger la mejor vía de abordaje para cada una de las lesiones a tratar.
- En el momento de hacer el tratamiento no debería haber evidencia de enfermedad tumoral más allá del riñón.
- Los pacientes intervenidos con anterioridad deberían seguir una profilaxis antibiótica durante el tratamiento.
- En casos más avanzados de metástasis hepáticas de tumores de colon, donde hay afectación de los dos lóbulos hepáticos, se puede plantear un tratamiento combinado intraoperatorio.
- Se realiza en el Servicio de Radiología, bajo control ecográfico y con una sedación consciente por parte del Servicio de Anestesia.
- Paciente en ayuno de 6 horas, PCR negativa y pruebas de coagulación en perfecto estado.
- El paciente debe de aportar pruebas de imagen recientes de los riñones, bien sea una TC o una RM.
- Se coloca vía intravenosa al paciente para administrar la medicación.
- La duración del procedimiento es de 1 hora y media o 2 horas aproximadamente en función de las medidas y número de lesiones.
- Sistemáticamente se hace una biopsia del tumor para saber si se trata de una lesión benigna o de una lesión maligna.
- El paciente pasa la noche en la clínica y puede ser dado de alta al día siguiente si no hay complicaciones.
Este procedimiento no acostumbra a tener complicaciones, siendo la más frecuente el dolor. La sedación aplicada durante el procedimiento y la analgesia de después del procedimiento evita que se llegue a producir dolor. Otra posible complicación es el sangrado que mayoritariamente es autolimitado. Es excepcional la hematuria.
A los tres meses se realiza una TC o una RM y posteriormente una ecografía con contraste para valorar la precisión del tratamiento y ver si hay persistencia tumoral. El paciente deberá seguir con controles periódicos para valorar la presencia de recidiva tumoral.
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